Rolf Armstrong (1889-1960) marcó un estilo y una forma de entender el glamour-art. Como muchos otros de su época, estudió en Chicago y cuando se licenció empezó a hacer anuncios y portadas para revistas como "College Humor" o "Life".
Sus mujeres risueñas y sus calendarios para la factoría "Brown & Bigelow" le dieron la fama a lo largo de los años '20 y los primeros '30. Hombre apuesto y amante del boxeo y el mar, el respetado Armstrong solía trabajar con bonitas modelos en su estudio de Manhattan. Siempre con su gorra de marino puesta, creaba enormes originales al pastel que recordaban por su sofisticación al art decó pero con una frescura y un encanto pocas veces vistos.
Aunque Armstrong siguió pintando durante los años '40 y '50, sucumbió ante la creciente competencia de artistas como Vargas, Elvgren, Moran o Mozart y se retiró a Waikiki (Hawaii) en septiembre de 1959 donde murió pocos meses después.
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