Madera, bambú y enredadera se combinan en esta cuba para sushi prensado (pescado sobre arroz hervido), has duelas van sujetas con tiras de bambú y la intrincada ligadura de la niredadera mantiene las secciones de bambú en su sitio para forzar la tapa hacia abajo, con objeto de hacer presión y lograr así la fermentación y conservación del sush
Arte en envolturas
Por HIDEYUKI OKAla fascinación que sentía yo por la envoltura tradicional japonesa se convirtió en afición seria en 1959, cuando me pidieron que enviara muestras japonesas a una exposición internacional en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En la actualidad mi colección comprende varios centenares de piezas procedentes de todas partes del Japón. Los materiales más populares para la envoltura (madera, bambú, paja, papel, piel y vasijas de barro cocido) han sido usados con mucha destreza desde la antigüedad. Se dispone fácilmente de estos materiales en Japón, y sus cualidades distintivas se han apreciado justamente y adaptado a la envoltura sin perjudicar sus rasgos naturales. El verde de la hoja de bambú, el brillo peculiar de sus cañas, el grano de la madera cortada en hojas muy finas, se usan para trasladar la belleza de la naturaleza a objetos hechos por el hombre. Sin embargo, el resultado no es una mera copia de la naturaleza misma, sino una nueva creación en la que se manifiesta el sentido estético fundamental del japonés. Excelentes ejemplos se hallan con mayor frecuencia en las envolturas tradicionales de alimentos, principalmente de golosinas.
La tradición tiene un doble linaje: utilitario y artístico. Pero ya sean hechos en casa, en tiendas rurales o por artesanos profesionales que trabajan en antiguas y acreditadas tiendas de Kyoto, los paquetes siempre muestran amor y consideración para los demás. Quien se toma la molestia de empaquetar el más modesto regalo (incluso un pastelito) de modo atractivo, da al que lo recibe un doble deleite. La producción en gran escala no es más que una razón de que la envoltura tradicional esté desapareciendo. Otra razón, más triste, puede estribar en que nosotros los ja|x>ncses estamos perdiendo nuestro tradicional deseo de proporcionar placer. Si es así, debemos apresurarnos a recuperar nuestra herencia, antes de que se desvanezca para siempre.
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