En la era de la MTV, allá por 1984, Michael Jackson shockeó al mundo con "Thriller", el artefacto videomusical más perfecto de la historia, que sentó las bases del subgénero, convirtiéndose en un "all time classic" que ni él mismo, ni Michel Gondry (el del clip) ni todas las infografías del mundo han conseguido superar.
Veinte años después, en plena era del "reality show", cuando la telemusical ha pasado a un tercer plano, superada por la más cruda realidad, Michael ha confeccionado el docudrama universal más perfecto de todos los tiempos: un juicio por abuso de menores del que, con la espada de Damocles de 20 años de cárcel pendiendo sobre su cabeza, Michael sale victorioso. Un "happy end" que se parece demasiado a los de cualquier telefilme norteamericano (¿quién no recuerda la serie "Estrenos TV"?) como para ser fruto de la casualidad.
Sí, aún a riesgo de ser acusado de conspiranoico, yo creo que todo este juicio no ha sido más que otra "performance" de este gran artista de vanguardia llamado Michael Jackson. Una "performance" compuesta y orquestada por él mismo.
Michael no sabía qué hacer: su popularidad descendía, frente a la de otras figuras musicales.Eminem, Beyoncé o Enrique Iglesias, por poner tres ejemplos, pese a no llegar ni a la suela del mocasín a Michael en talento artístico, acaparaban la atención masiva por aquello de la degeneración de los gustos de las juventudes mundiales. Sí, los jóvenes parecían apartar a Michael a un segundo plano pese a sus pequeñas "performances" y excentricidades, aunque también es cierto que nuestro ídolo ganó terreno con el gag del bebé en la ventana y la entrevista-docudrama para la tele, consiguiendo incluso que el payaso llamado Eminem hiciera una tosca parodia de él en uno de sus bufos videoclips.
Michael necesitaba algo más, una gran actuación, un "tour de force" que lo mantuviera en el ojo del huracán durante una buena temporada, algo a la algura de "Thriller" pero adaptado a los tiempos que corren. Y lo consiguió: sumado a su aparente deterioro físico y mental (pura pantomima: Michael está en plena forma y la mejor prueba es "Invincible": nadie en el flojo estado de salud psíquica y corporal en el que se supone que está Michael seria capaz de componer y cantar tamaña obra de arte anómalo), a su sofisticado pero aberrante aspecto de monstruo postmoderno y a sus excesos y manías de excéntrico megalómano a lo Howard Hughes, le sumó un gran escándalo.
¿Y qué es lo más escandaloso en este momento histórico de decadencia que la tradición hindú llama "kali yuga"? ¿Cuál es el único pecado que hace que los millones de zombies adictos al zapping que pueblan el mundo civilizado no cambien de canal? La pedofilia.
En una época en la que todo se perdona y todo se pasa por alto (sí, incluso si apareces en un video haciendo de todo con un travesti o ayuntando con personas de tu mismo sexo) la pedofilia, la pederastia, o sea, cometer actos impuros con locos bajitos, es el único crimen que se puede cometer, el único pecado que centrará aún más todas las miradas en el monstruo. En este sentido, Michael sólo podría haber ideado una "performance" más potente que la del juicio por pederastia: destruir las Torres Gemelas. Y esa "performance", amigos míos, ya se le había ocurrido a otro gran artista norteamericano.
Michael ideó el escándalo definitivo, superando así a todas las estrellas habidas y por haber, uniendo vida y obra en una espiral de cotilleos que se envolvían unos a otros como cientos de pescadillas mordiéndose las colas enloquecidas. Al gran Kenneth Anger, cineasta experimental y autor del clásico del cotilleo "Hollywood Babilonia", le habría estallado la cabeza como a un scanner (de puro gusto) si hubiera podido meter baza en un caso tan jugoso y poliédrico.
Culpable (o "auteur") de todo el montaje. Pero absolutamente inocente no sólo de follar con niños, sino de cualquier tipo de pecado carnal. Michael no sólo es incapaz de "molestar" a un niño. También sería incapaz de "arrimar la cebolleta" a una mujer o a un hombre o a un chimpancé o a un filete de ternera (no en vano ha sido estricto vegetariano casi toda su vida, aunque come pollo o sushi porque el médico se lo recetó y a él le encanta). Michael es asexual como un querubín.
Y he aquí la causa: A los 15 años Michael todavía no había catado mujer y, preocupado, su señor padre se lo llevó de putas. La experiencia fue letal para el muchacho: tras una década y media de virginidad y ni un sólo pensamiento impuro, ver y sentir a dos putones verbeneros hurgando en su bragueta hizo que su indiferencia por el sexo se tornara en franca repulsión. Si lo que quería el papá de Michael es hacerlo un hombre... podemos afirmar que fracasó estrepitosamente.
Pobre michael Jackson, aunque fué todopoderoso hasta su muerte, sentíase rodeado de gentes poco seguras. Para todos los humanos fue objeto de envidia, y ahora, ¿para quién no seré objeto de lástima?
Así que tiremos cohetes, descorchemos las botellas de Dom Perignon y brindemos... por la vida Michael Jackson y por la muerte de la industria musical. Cheers!!
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