jueves, 15 de enero de 2009

reflexiones yerka



Cuando era niño vi a mi familia cerca de dos o tres veces al año, cuando fue la Navidad, o el cumpleaños de alguien, o alguien que murió. No hubo verdadera intimidad o confianza, sólo la familiaridad. Que no está mal. Pero cuando el vínculo entre yo y mi padre se rompió supe que sería un error convertir a nadie en mi familia que tipo de ocupar su lugar. Sólo se avergüencen de ellos, que no se cierre. Su deber sería enviarme de vuelta a casa de papá y ser una buena chica. Orar y no había nada malo en serio, y que no terminan en el medio de la calle, porque en ese caso, tendría que volver la espalda, lo que sólo añadir a su malestar. Y me di cuenta que nunca les pedí nada, y que por supuesto nunca se ofreció a ayudar. Que estaba bien. Sin embargo, me libera de toda obligación de mantener el conocimiento. ¿Para qué? Correr fuera de casa era como llamar a un farol. Si hubo alguna vez alguna duda, dejó en claro para mí que no se preocupan unos de otros, y que no había una sensación de responsabilidad mutua, y no de obligaciones, sólo un ritual. Es de tipo no tiene sentido seguir pretendiendo que "ser familia" tiene algún significado. Pero a pesar de que no se pierda las personas y nunca fue como ver de nuevo (y lo digo a ellos?) Hacer perder a veces tener más gente en mi vida, y ser bienvenido en los hogares de otras personas en ocasiones suave y alegre. Me parece que estoy sentimentalmente vinculados a sus hogares, a sus cosas, a la sensación de estar allí. Desearía poder celebrar una vez más uno de sus tenedores como un viejo amigo en mis brazos, a su vez una de sus puertas en mi mano, estar solo en un cuarto de baño, en un determinado aspecto de pintura en la pared, siempre que captó mi interés, tener toda la experiencia. Me gustaría visitar uno de estos espacios una vez más, y estar allí de nuevo en compañía de otras personas, no importa quién.

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