,De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios:
“Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciendome adulto y cai en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transforme mi oración y comencé a decir:
“Señor, dame la gracia
de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho”.
Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Mi única oración es la siguiente:
“Señor, dame la gracia de cambiarme a mi mismo”.
Mi corazón abarca todas las formas
,
contiene un prado para las gacelas
y un monasterio para los monjes cristianos.
Hay un templo para los idólatras
y un santuario para los peregrinos;
en él está la tabla de la Tora
y el Libro del Corán.
Yo sigo la religión del Amor
y voy por cualquier camino
por donde me lleve Su camello.
Ésta es la verdadera fe;
ésta es la verdadera religión.
0 comentarios:
Publicar un comentario